sábado, 12 de marzo de 2011

Antinomia

Restos de tierra se alojan, dispersos, en una hendidura de la piel. Su permanencia, así como la mancha irregular que forman, no son casualidad. Tal información encierra la verdad sobre su momento de origen; o más sencillamente, al conocer dicho momento puede comprenderse la forma que tomó la marca: comprenderla de forma esférica.
La consistencia heterogénea y húmeda de la materia se erosiona progresivamente, levantando el polvo al borde de las hendiduras más sutiles, que, saturadas de una memoria fugaz, vomitan aquellas
partículas quelazar cósmico ha desintegrado incansablemente para encontrarlos, cada vez, juntos de nuevo; ruedan haciarriba y desaparecen: no así los restos que me devuelven una mirada hermética, inescrutable. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué es esa mancha rojiza entre un gajo y otro? ¿Los mantieneunidos o sesconde? ¿Está todo junto o separado? ¿Será la infeliz coincidencia que depositó algún resto de cualquiercosa en el barro al momento de hundirme en contacto con él, o será simplemente quéste contiene un derrame mucho más evidente, trasla ruptura masiva dendiduras, bajoesa mancha irregularyborrosaquemacaparalamente?
-Al carajo -murmuré. Barrí la tierra de mi brazo y debajo sólo quedó una cicatriz: el remiendo rememora que al rasgar el velo, en el instante previo a la explosión de su antinomia, todo es más nítido.

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