lunes, 30 de mayo de 2011

Epifanía

Inhalo con la imagen de tu rostro fija en la mente. Contengo la respiración mientras examino las líneas que simulan tus facciones y las manchas que forman los ojos, el pozo de la locura. Exhalo y sigo con la mirada el humo que se expande hasta desaparecer en la sombra. Recargo la nuca en la pared y escucho un susurrar en mi oído; una voz nueva, pero vagamente familiar; una voz que acelera al corazón, vacía el estómago y nubla los pensamientos. Al límite de mi campo visual veo tu silueta ondulada en la sombra del humo. Miro de reojo y sé que sonríes pero no respondo, permanezco inmóvil. Es un hermoso deja vu, es el eco de otra memoria, el reflejo de un texto antepasado. Ya sé que de levantarme desaparecerías de vuelta en la neblina, así que espero echado, a que lleguen los primeros rayos de luz, a que se fundan contigo, a que te hagan invisible hasta mañana. Quizá sea cuestión de tiempo, quizá sea circunstancial. Quizá sean demasiadas drogas. Quizá sea un delirio de soledad y silencio. La única certeza son las caras que seguirán girando para ayudarme a decidir.

No hay comentarios: