Nuestra crítica comenzó como comienzan todas las críticas: con duda. La duda se volvió nuestra narrativa.
La nuestra era una búsqueda por una nueva historia, una propia. Y nos aferramos a ella llevados por la sospecha de que el lenguaje ordinario no podría contarla.
Nuestro pasado apareció congelado a la distancia, y todos nuestros gestos y acentos significaron la negación del viejo mundo y el alcance de uno nuevo.
El modo en que vivíamos creó una nueva situación, una de exuberancia y amistad, propia de una microsociedad subversiva en el corazón de una sociedad que la ignoraba.
El arte no fue la meta, sino la ocasión y el método para localizar nuestro ritmo específico y las posibilidades enterradas de nuestro tiempo.
Se trataba del descubrimiento de una verdadera comunicación, o al menos de su búsqueda. La aventura de encontrarla y perderla.
Nosotros los desasosegados, los inconformes, continuamos buscando, llenando los silencios con nuestros propios deseos, miedos y fantasías, llevados adelante por la certeza de que sin importar qué tan vacío pareciera el mundo, sin importar qué tan degradado y usado luciera para nosotros, sabíamos que todo era posible aún. Y, dadas las circunstancias adecuadas, un nuevo mundo era tan posible como el viejo.
La nuestra era una búsqueda por una nueva historia, una propia. Y nos aferramos a ella llevados por la sospecha de que el lenguaje ordinario no podría contarla.
Nuestro pasado apareció congelado a la distancia, y todos nuestros gestos y acentos significaron la negación del viejo mundo y el alcance de uno nuevo.
El modo en que vivíamos creó una nueva situación, una de exuberancia y amistad, propia de una microsociedad subversiva en el corazón de una sociedad que la ignoraba.
El arte no fue la meta, sino la ocasión y el método para localizar nuestro ritmo específico y las posibilidades enterradas de nuestro tiempo.
Se trataba del descubrimiento de una verdadera comunicación, o al menos de su búsqueda. La aventura de encontrarla y perderla.
Nosotros los desasosegados, los inconformes, continuamos buscando, llenando los silencios con nuestros propios deseos, miedos y fantasías, llevados adelante por la certeza de que sin importar qué tan vacío pareciera el mundo, sin importar qué tan degradado y usado luciera para nosotros, sabíamos que todo era posible aún. Y, dadas las circunstancias adecuadas, un nuevo mundo era tan posible como el viejo.
----COMENZAR DE NUEVO.... DESDE EL PRINCIPIO---- ________________________________________________
Monólogo de Waking Life (Despertando a la vida) de Richard Linklater. Voz: Steve Fitch. 2001
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