Difuminábase tu sombría silueta, dibujada irregularmente en el escabroso relieve de la pared, mientras el sol se ocultaba tras la barrera de mesetas áridas. Te perdí de vista unos instantes y de nuevo apareciste, empero, lejos de ser motivo de sombra, cortaste la penumbra con tu exigua, blanquecina y lunar luz.
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