lunes, 2 de febrero de 2009

Fragmento de "Cumpleaños"

Las palmas se abren, gélidas, trémulas, secas, ardientes: no toco más el muro; como dos asaltantes sorprendidos, como dos condenados a muerte en el momento de recibir la descarga imposible, para siempre aplazada por la estúpida confianza del cuerpo en su propia supervivencia y por la magnífica soberbia del alma que se siente un segundo por delante del cuerpo acribillado, consciente de la muerte del cuerpo y de la inmortalidad del espíritu antes de que el cuerpo posea una y pierda para siempre la otra... mis manos tocan el viejo terciopelo de una cortina.

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Carlos Fuentes, Cumpleaños, 1969.